sábado, março 20, 2004

JESÚS RUIZ MANTILLA - Madrid

EL PAÍS | Cultura - 19-03-2004 ENTREVISTA: Maria João Pires - Pianista
"No aguanto más mentiras de mi Gobierno"





Ha vivido en Belgais 18 años. En ese centro de enseñanza de las artes, en el que la gran pianista Maria João Pires (Lisboa, 1944) imparte música y ha creado escuelas, talleres y un centro de educación primaria para los niños de esa región fronteriza con España, se ha dejado la piel. Pero dice que no podrá seguir mucho más, pese a que la Unión Europea y un banco español le han otorgado apoyos, el Gobierno de Portugal ha reducido drásticamente sus ayudas.


JESÚS RUIZ MANTILLA - Madrid

EL PAÍS | Cultura - 19-03-2004










La pianista portuguesa Maria João Pires.
ampliar



"El terrorismo es un cáncer y hay que pensar qué nos pasa para que ocurra"





"Mi país no tiene consistencia y lo más grave es que no interesa la educación"





"Voy a cumplir 60 años y he empleado muchas de mis fuerzas en este trabajo"




Parece mentira que de un cuerpo tan pequeño, casi de miniatura, salga tanta fuerza, tanta indignación, tanta rabia, a veces. Pero es que Maria João Pires está tan dolida con su país que brama: "No aguanto más, no soporto más mentiras", dice la pianista, que se siente estafada por la falta de palabra de su Gobierno, que le ha reducido drásticamente las ayudas a su Centro para el Estudio de las Artes de Belgais, cerca de la frontera con Extremadura. "Podremos aguantar hasta final de curso, no más", dice.

Aunque las fórmulas definan conceptos de volumen y medidas con rigor y con la incontestable exactitud del absoluto, Pires, cuando se enfada, es capaz de echar por tierra hasta la teoría de la gravedad de Isaac Newton y otras parecidas. A ella le va más lo de la relatividad de Einstein en todos los sentidos menos en uno: cuando le sueltan patrañas y le prometen el oro y el moro sin que se vea el resultado. La pianista, una de las artistas intérpretes más grandes, auténtica reina contemporánea del instrumento, está cansada, fatigada y con la moral por los suelos cuando ve que peligran 18 años de trabajo y entrega completa a Belgais. Pires ha buscado ayudas en Europa y financiación en España: "Creo que he sido utilizada hasta un punto en que he caído enferma", asegura. "Voy a cumplir 60 años pronto y he empleado muchas de mis fuerzas en este trabajo".

Irá poniendo parches. Hoy firma un acuerdo con Caja Duero para que le otorguen un crédito con el que aguantar hasta que le concedan una ayuda que ha aprobado la Unión Europea. En Belgais ha derramado sus sueños y se ha dejado la piel en un macroproyecto educativo que ha sido el modelo de muchos y la envidia de muchos más. En mitad del campo, cerca de Castelo Branco, la pianista portuguesa dirige y sostiene con su trabajo de todos los días una escuela de educación primaria, un centro de estudio para pianistas y músicos que pasan allí temporadas trabajando su talento con ella, talleres de artes plásticas, de música, de ecología, de alimentación, para niños de la región y niños acogidos, además de ofrecer conciertos a precios más que razonables al aire libre o grabar sus propios discos allí... Pero necesita para seguir la ayuda de su Gobierno.

Belgais ha sido su vida, pero ahora, Maria João Pires no quiere que Belgais la consuma, porque dice que desde hace tiempo no hace más que recibir disgustos: "Puede escribir todo lo que le digo sin suavizar nada, no quiero participar en más mentiras", avisa la pianista, que la semana que viene actuará en Zúrich y el 24 de mayo ofrecerá un nuevo recital en Madrid junto a Ricardo Castro, a cuatro manos, dentro del ciclo Grandes Intérpretes, organizado por Scherzo y patrocinado por EL PAÍS. Su voz al otro lado del teléfono suena como si fuera todo lo contrario a la dulce y humilde paz que ella transmite desde el piano para convertirse en algo desesperado...

Pregunta. Veo que sigue usted manteniendo su relación de amor odio con su tierra.

Respuesta. Mi país nos utiliza políticamente y no da nada a cambio. Tiene encanto, la gente es buena, pero como organización no tiene consistencia, ni estructuras, y, lo que es más grave, no le interesa la educación. Todo eso lo heredamos del fascismo y algún Gobierno, como el de Mario Soares, hizo algo por remediarlo, pero fue la excepción, a los demás es un asunto que no les importa, sólo saben alabar al dios del dinero y les da igual que se acaben creando monstruos.

P. Y, concretamente, el Gobierno actual, ¿en qué le ha fallado?

R. Nuestros políticos son unos mentirosos que han convertido mi proyecto en algo absurdo. Pero a mí ya no me engañan. Vieron cómo me fui del país y quisieron que volviera, pero ahora ya estoy harta y no aguanto más, me marcho.

P.

No estará actuando usted como el cuento de Pedro y el lobo...

R. No, por supuesto. Más cuando el año pasado me rebajaron sin explicaciones el 40% de las ayudas que me da el Ministerio de Educación que dirige David Justino y cuando la ayuda que me ofreció Portugal Telekom nunca ha llegado, en lo que resulta una historia sórdida, porque hasta se han atrevido a decir a los periódicos que me habían dado 125.000 euros que jamás hemos visto y cuando les pregunto a los responsables que dónde está el dinero me dicen que no saben nada. Es una vergüenza, no hacen nada, no dicen nada, no dan explicaciones. Ha volado la ética, la gente es oficialmente mala. Es muy triste.

P. Sin embargo, en Europa ha conseguido ayudas y en España también.

R. En Europa nos otorgan una subvención que nos valdrá para que, sobre todo, los niños que van aquí a la escuela puedan seguir. Pero el problema es que el dinero llega tarde, cuando has justificado en qué lo gastas. Mientras, Caja Duero nos da un crédito sin intereses para que vayamos tirando y cuando recibamos la subvención devolveremos el dinero. La solución nos ha salvado de una situación dramática.

P. Y usted, ¿qué fondos aporta?

R. Todo lo que tengo y lo que gano lo invierto aquí. Doy 50 conciertos al año y todo viene a parar aquí. El dinero de los discos, también. Ésta es mi casa y mi vida, pero no quiero morirme en este país, creo que ya le he pagado bastante.

P. ¿Y qué va a hacer?

R. No lo sé. No sé qué hacer, tampoco me importa. Hace 18 años que estoy aquí. Me decidí a organizarlo porque me convenció Mario Soares, él me dio fuerza, me animó a empezar. Desde que lo expuse y lo puse en marcha lo han copiado en muchos sitios, empezó siendo un cosa experimental, pero al final ha funcionado con resultados. Es un sistema que apuesta por una democracia que no confía en sus nuevas formas de manipulación, que aborrece la televisión y el vídeo y los ideales que da a los niños el fútbol o ese sistema de valores que pone en primer plano el individualismo frente a la sociedad. Hemos educado a buena parte de los niños de la zona y tampoco quiero ser injusta con todas las personas que me han ayudado, con los profesores que han dejado aquí todo, con los habitantes de la región que siempre me han apoyado y con los portugueses que me han alentado con todo su amor.

P. En la música casi siempre hay respuestas.

R. Me consuelo con la música. El alimento espiritual cuenta y debemos aprovecharlo. La música ayuda a pensar y eso lo debemos aprender desde pequeños para no limitar nuestros valores. No hay futuro sin una buena educación que enseñe a los niños a apreciar cosas que no tienen que ver con el dinero.

P. Ni explicación posible para lo que ocurrió el 11 de marzo en España. ¿Qué ha sentido con los atentados?

R. No sé qué pensar. Es difícil analizar todo lo que ha pasado. El terrorismo no es lo peor de todo. Lo peor es pensar en qué nos pasa para que una enfermedad, un cáncer tan atroz como ése, ocurra.

P. ¿Es que existe cura para usted?

R. No lo sé. Supongo que lo peor es no darse cuenta de la cadena hipócrita que lo produce todo. Los Gobiernos no imparten justicia. Quiero ser totalmente franca. Provocar algo como lo de Irak iba a tener sus consecuencias. No seamos hipócritas, no queramos engañar a nadie. Los gobernantes de Estados Unidos, de España, el anterior, Aznar, o aquí en Portugal, apoyan la guerra y echan por tierra otras conquistas. No podemos luchar contra el terrorismo sin parar esa cadena o sin detener a aquellos que se niegan a que pare. Pero la gente no está ciega, es consciente de lo que ocurre y puede reflexionar. Debemos reflexionar, saber qué queremos, qué buscamos, decidir si estamos dispuestos a continuar con tantas mentiras sin que se pague un precio.


Sem comentários: